
Gracias al vecino y periodista Javier Brassesco, y a El Universal por esta reseña: ver acá y aquí. A continuación las transcribimos. Una lucha ejemplar hizo parroquia a San Bernardino
16 años después, sus protagonistas cuentan cómo se unieron por un fin común
JAVIER BRASSESCO EL UNIVERSAL
miércoles 13 de octubre de 2010 12:00 AM
San Bernardino parroquia. La cosa más común del mundo, por favor, quién no lo sabe, qué importa. La mayoría de sus habitantes dan ese hecho por sentado ("San Bernardino es una parroquia"), sin saber que para la urbanización alcanzara ese estatus se necesitó de una larga y dura lucha que exigió la unión de todos los vecinos.
Ese esfuerzo sostenido culminó el 13 de octubre de 1994 con la publicación en Gaceta que establecía que San Bernardino, la antigua hacienda de café entonces repartida entre tres parroquias (San José, Candelaria y El Recreo) que siempre la vieron como algo ajeno, la parroquia eclesiástica desde 1962, alcanzaba el rango de parroquia civil, con su registro, su presupuesto y su junta parroquial.
Cristalizaba así una vieja aspiración que databa por lo menos del año 1979 (cuando se fundó la asociación de vecinos), pero que de verdad agarró fuerza en el año 1992 y gracias en principio a los esfuerzos de un concejal vecino de San Bernardino: Moisés Benaím.
María Teresa Perera, integrante de la asociación de vecinos, recuerda que él fue el enlace con el Concejo Municipal de Libertador, el que indicó a los vecinos cuáles eran los trámites legales a seguir y quien por primera vez hizo la propuesta formal en la Cámara para la conversión en parroquia.
Pero el esfuerzo fue común. Gustavo Ramos, presidente por entonces de dicha asociación de vecinos, recuerda que se dividió San Bernardino en 60 zonas y cada una tuvo un representante, un encargado de llevar la propuesta a sus vecinos. Y aunque había autoridades que querían dividir a San Bernardino, los habitantes se opusieron de plano: como una sola urbanización había sido concebida por Rotival en la década de los 30 y así se quedaría.
Perera recuerda esa lucha como una de las cosas más bonitas de su vida, porque absolutamente todo San Bernardino se unió en pos de una causa común: "Recuerdo al párroco Carlos Luis Sirvent, a Pepe Cruz e Ilicia Flores de Los Erasos, a Aura de Mulatos del Fermín Toro, a Frank Carballo del Anauco, a los otros dos concejales por nuestro circuito Carlos Blanco y Demar Figueroa, y a tantos otros que ahora se me escapan, buscando firmas, redactando cartas, consiguiendo argumentos, reuniéndonos en mesas de trabajo, hablando con la gente en la calle... La gente hoy vive en una parroquia y no sabe todo el trabajo que eso costó".
Por su parte Ilicia Flores, del barrio Los Erasos, cree que todo el esfuerzo valió la pena porque le dio a San Bernardino una identidad y logró que se atendieran sus problemas de manera más rápida. Lamenta que todo se haya politizado y burocratizado: "En estos días le pedimos a Federico Ramos, el enlace parroquial que es de aquí del barrio, que atendiera un problema con una tubería y nos dijo que escribiéramos una carta a la alcaldía. ¿Entonces para qué existe un enlace?". Pero le queda el consuelo de haber formado parte de una lucha ejemplar que los unió a todos. Le queda lo bailado.
A partir de una hacienda de café
miércoles 13 de octubre de 2010
En el principio, toda el área de lo que hoy es San Bernardino era conocida como "riberas del Anauco", pero luego el constructor y primer dueño de la Quinta Anauco, Bernardo Rodríguez del Toro, compró a finales del siglo XVIII su título de marqués y el rey lo hizo vizconde de San Bernardo. Según se cuenta además en la investigación "El desarrollo urbano de la parroquia San Bernardino", de Carlos Miguel Balladares, San Bernardino fue luego una de las principales haciendas de café del siglo XIX y su única entrada estaba en lo que hoy es la avenida Vollmer.
Esta hacienda fue un regalo de Henry Joseph Boulton a su hija Ana Gertrudis cuando se casó con Gustavo Vollmer. A finales de 1930 se había convertido en una hacienda improductiva, y entonces Alberto Vollmer se decide llevar a cabo el proyecto urbanístico planeado por su padre Gustavo en 1897 pero que ahora sería ejecutado por el francés Maurice Rotival. Éste diseñó San Bernardino, que fue la primera urbanización cerca del centro que rompió con la llamada "cuadrícula española".
Imagen de la avenida Vollmer, de El Universal.