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Andreína Cepeda se paró a las 6 am para ver qué había pasado la noche anterior cuando escuchó disparos en la avenida Francisco Javier Istúriz en San Bernardino, el domingo pasado.
A llegar al quiosco de periódicos, había un revuelo de vecinos, unos apesadumbrados y otros alarmados porque justo el funcionario de la Guardia Nacional Bolivariana que se paraba con frecuencia a comprar la prensa y conversar con los lugareños, fue quien recibió dos impactos de bala para quitarle el carro, según las versiones policiales.
Los asesinos dejaron sin vida en un vehículo al sargento II de la GNB Félix Colmenares, y aprovecharon para llevarse su arma.
"Cuando escuchamos los tiros nos escondimos en el apartamento y esperamos a que pasara un poco el alboroto y los gritos. Nos fuimos asomando por las esquinas de la ventana para no ser vistos ni alcanzados por una de esas balas perdidas, y fue cuando nos dimos cuenta de que estaba el carro atravesado en la calle y alguien dentro del vehículo", dijo Cepeda nombre a resguardo, citando a uno de los locales.
Acto seguido alguien llamó a la policía porque Colmenares estaba herido y no reaccionaba a los gritos de la gente.
"En realidad todos temíamos que regresaran los delincuentes, o que lo implicaran a uno, o de repente la misma policía... uno no sabe ya si le dan el pitazo a los ladrones", comentaban en el quiosco.
El funcionario pasó a ser uno más en la lista negra de las muertes violentas en Venezuela. En abril de 2011 ya sumaban 17.294 los homicidios entre el total oficial de 2010 y las víctimas fatales de los primeros cuatro meses del año, reportadas por las organizaciones no gubernamentales.
Hasta febrero las fuentes oficiales hablaban de 48 asesinatos por cada 100.000 habitantes en el país, y sólo en Caracas el Observatorio Venezolano de Violencia computaba para el año pasado 130 por cada 100.000 habitantes.
El asesor regional de Seguridad Ciudadana para América Latina y el Caribe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Daniel Luz, dijo en abril de este año durante un foro organizado por el Gobierno, que veía con "preocupación" que Venezuela era un ""un país en paz que tiene niveles (de inseguridad) que superan a países que están en guerra".
La proximidad de San Bernardino a la Cota Mil y a varias arterias de entrada y salida de la urbanización, la han hecho atractiva como vía de escape para los criminales. Alrededor de 30.000 personas hacen vida en esta parroquia de la capital que es una de las 32 del municipio Libertador.
Allí cayó Colmenares, como otros que la gente ha visto morir a menos de 20 metros de su casa, mientras el pánico aumenta por la cercanía del hampa. En Venezuela las encuestas siguen mostrando la falta de seguridad como el principal problema, justo por eso en los primeros 6 meses del año los pobladores han protagonizado 538 protestas, de acuerdo al Observatorio Venezolano de Conflictividad Social.
Cepeda cuenta que desde que Colmenares falleció, unos dos días atrás, hay un punto de control de la GNB con 6 uniformados en la avenida Francisco Javier Istúriz.
"Pero eso es por estos días mientras pasa la novedad. Ya verás en unos 15 días cómo volvemos a estar como antes: un policía pasa cada ufff ", relató con decepción.
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