jueves, 25 de febrero de 2010

Noticias de la precampaña en nuestro circuito electora de Juan Carlos Apitz


Ex Magistrado se postula a la Asamblea Nacional

LA VERDADERA JUSTICIA NO TIENE COLOR POLITICO

Juan Carlos Apitz espera contar con el apoyo de todos los partidos, la sociedad civil y todo aquel que reivindique la independencia de los poderes públicos y la justicia como principio básico de libertad.

Tras haberse dedicado a hacer cumplir las leyes a lo largo de varios años de carrera judicial, el abogado Juan Carlos Apitz dice estar dispuesto ahora a elaborar las leyes que garanticen una justicia verdadera e igualitaria para los ciudadanos, “que es el único marco posible para la libertad, el progreso y el verdadero desarrollo”, asegura. El ex magistrado se presenta como candidato a la AN por el circuito número 3 del Distrito Capital (San Agustín, San Pedro, San José, San Bernardino y El Recreo)
— ¿Qué partidos políticos le apoyan?
— La justicia no debe tener color político, y yo voy a la Asamblea Nacional para luchar por una verdadera justicia para todos los ciudadanos. Sin embargo entiendo que sin partidos la democracia no es posible, y la elección popular a un cargo público es la esencia del acto democrático. Quiero ir a la Asamblea Nacional con el mayor apoyo posible de todas las organizaciones políticas; con el voto de aquellos ciudadanos que aún cuando militan en el partido de gobierno saben que en materia de justicia el gobierno está en deuda con todos; quiero estar en la Asamblea Nacional para representar a esas madres venezolanas que cada fin de semana lloran la muerte de un hijo a manos del hampa y lo único que piden es justicia. Ya basta de tanta impunidad y tanta discrecionalidad a la hora de aplicar las leyes.
— Y eso no puede hacerlo desde el Poder Judicial, donde ha desarrollado su carrera?
— Precisamente, por haber hecho cumplir las leyes y la Constitución me destituyeron del Poder Judicial; porque sentencié casos que eran contrarios al interés del gobierno. La Asamblea Nacional dejó de hacer su trabajo para satisfacer los caprichos del Presidente. Es necesario que ese brazo tan importante del poder público actúe con responsabilidad y legisle para todos los ciudadanos; que se ocupe por ejemplo de designar a venezolanos honorables y competentes frente a cada uno de los órganos que integran el sistema de justicia: el tribunal supremo, la defensoría, la fiscalía, los tribunales. Yo quiero estar allí para contribuir a que eso sea posible.
— Suena a revancha.
— Suena a justicia verdadera. En países serios y donde se respeta el Estado de derecho la justicia es independiente. Lo que se hizo con nosotros los Magistrados de la Corte Primera fue un abuso de poder y una atrocidad. No lo digo yo, lo sentenció la Corte Interamericana en un juicio que yo mismo interpuse demandando al Gobierno por eso y gané.
— Alguna vez sentenció en algún caso a favor del interés del gobierno o alguno de sus colaboradores?
— Mis sentencias han sido todas a favor de la justicia. A ella he dedicado toda mi vida y voy a seguir haciéndolo.
Hasta el 2003, Apitz desarrolló su carrera dentro del poder judicial, ejerciendo el cargo de Presidente de la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo; también 8; pero ahora está dispuesto a volver a ejercer en un poder público, esta vez, el legislativo. “Es necesario rescatar la independencia de la Asamblea Nacional -dice- y hacer que cumpla con las competencias fijadas por la Constitución Nacional. Que ejerza verdadero control sobre el gobierno y la Administración Pública Nacional; que promueva la participación ciudadana en los asuntos públicos y que vele por la autonomía de los Estados y Municipios. La nueva Asamblea Nacional está destinada a convertirse en un ejemplo de que sí podemos transformar a Venezuela en un país distinto. Y repito, yo quiero estar ahí para contribuir a que eso sea posible”.
— Qué es lo primero que haría de llegar a la Asamblea Nacional?
— Todas esas leyes que han sido aprobadas burlando la voluntad de la mayoría de los ciudadanos que rechazó una reforma constitucional en referéndum, deben ser derogadas. La voluntad popular es sagrada y debe hacerse respetar. Más allá de eso, los ciudadanos reclaman leyes modernas que eleven su calidad de vida y que procuren el bienestar colectivo; la seguridad social, el acceso adecuado a los servicios públicos; la libertad de expresión y sobre todo, la justicia igualitaria para todos. Por ahí podemos empezar.

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