lunes, 25 de junio de 2012

Un grupo de vecinos en San Bernardino protege sus árboles desde 1988

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Cuarenta vecinos cuidan más de 5 mil árboles en San Bernardino

Desde 1988 la propia comunidad vela por las especies vegetales de la parroquia


JAVIER BRASSESCO |  EL UNIVERSAL
lunes 25 de junio de 2012  12:00 AM
La diversidad vegetal de San Bernardino, con unas veinte especies entre sus 5.500 árboles, se debe en gran parte a la acción de sus propios vecinos, que desde 1988 diseñaron un sistema comunitario de vigilancia de las especies vegetales. 


San Bernardino (que por entonces no era aún parroquia) fue dividido en sesenta sectores o manzanas, y en cada una se designó un delegado que debía hacer un inventario de los árboles que allí existían, y al mismo tiempo comprometerse a garantizar su preservación. 

Este comité ambiental (de cuarenta miembros, pues muchos se encargan de más de una manzana) sigue hoy activo y se reúne cada martes en la Quinta Anauco para discutir problemas relacionados con árboles que surgen en la parroquia . 

María Teresa Perera, una de las fundadoras de este grupo, se encarga de la manzana en donde está su vivienda pero también del sector donde trabaja, en la quinta Anauco Arriba. Cuenta que ahora piensan llevar a cabo una labor de identificación de cada especie vegetal y para ello contarán con la ayuda de los estudiantes de la facultad de arquitectura de la UCV en sus horas de servicio comunitario. 

Bruno Maiuri, quien ya ha identificado a algunos árboles, colocando con pintura blanca en el piso el nombre de la especie, la manzana a la que pertenece y el número que le corresponde dentro de la manzana, dice que ideó este mecanismo como una manera de protegerlos: "Es para infundir respeto, que la gente sepa que hay un registro, que cada árbol tiene una identidad, un número igual que un poste de luz". 

Cuenta que el problema es que la pintura se borra a los tres meses, y por eso ideó otra técnica: una hoja de papel bond tamaño carta cubierta con una bolsa para que no se moje y la cual se coloca en el árbol. Pero aquí surgió otro inconveniente: la gente las arranca. 

Y es que en la capital a los árboles, aunque no lo parezca, le sobran los enemigos: los dueños de los talleres mecánicos que intentan secarlos con aceite para tener ese puesto de estacionamiento, la conserje que está cansada de barrer hojas, el comerciante al que le tapan el anuncio de su negocio o incluso esa persona que le molesta el árbol porque no le permite ver su carro desde el apartamento. "Es una guerra constante y sin fin. Ahí en la avenida Marqués del Toro una persona acaba de comprar una casa y taló los dos árboles que estaban enfrente. No hay ningún control", dice Maiuri. 

Perera cuenta que de todos modos siempre se lleva la denuncia ante el Ministerio de Ambiente y a la dirección de Control Urbano de Libertador, y que en algunos casos sí han tenido éxito. 

Maiuri agrega que uno de los mayores atractivos de la parroquia es precisamente su diversidad: en casi cualquier urbanización caraqueña son comunes los jabillos, pilones, apamates o tulipanes africanos, pero en San Bernardino además se pueden encontrar castaños, flor de la reina, robles, araguaneyes, ramoncitos, caobos y bucares, entre otros. 

Conservar esa diversidad es la bandera de estos vecinos. 


LOS MÁS COMUNES

EL UNIVERSAL
lunes 25 de junio de 2012  12:00 AM
Jabillo. Crecen más de 30 metros, y la mayoría son de cuando San Bernardino era hacienda, pues ya no se siembran porque sus raíces rompen aceras y tuberías. Flor de la Reina. Es un árbol pequeño de máximo 10 metros cuyas hojas se ponen rojas al marchitarse. Apamate. Puede medir 30 metros y sus flores son de color morado. Tulipán africano. Mide entre 7 y 25 metros y produce unas características flores rojas con forma de tulipán.

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