
Apatía, negligencia, mediocridad, corrupción,

Son algunos de los sinónimos que definen la situación de un terreno en San Bernardino, Caracas, un terreno que fue expropiado en 1973 para un proyecto que nunca vio la luz, en cambio se convirtió en toda una serie de calamidades propias de un ser en decadencia, que con el pasar del tiempo, fue llevando a su entorno a una condición similar o peor.
Dicho terreno ha pasado todas las penumbras de un cadáver en descomposición, abandonado a la gracia de los delincuentes, invasores, mecánicos automotrices, indigencia, grafiteros, drogadictos, y un largo etcétera.
Esto ha generado una acumulación de toda una serie de calamidades que paso a mencionar una por una, espero no dejar nada por alto, porque el asunto es de suma gravedad, ya que aledaño a dicho terreno hay una gran cantidad de vecinos afectados de manera directa como indirecta.
En el terreno se realizan las siguientes actividades con sus respectivas consecuencias:


Al usarlo como taller mecánico, se generan una cantidad de desperdicios de todo tipo, combustibles, aceites, materiales no biodegradables, metales, sólidos cuya descomposición puede ocasionar acumulación en las vías respiratorias como el plomo, los olores a combustible, aceites y derivados del petróleo, más una serie de procedimientos propios de un taller que debería estar ubicado en una zona especial y con el debido control normalizado.
El ejercicio de la mecánica automotriz al aire libre genera ruidos, vibraciones de golpes, máquinas, vehículos a prueba, riesgos de que un vehículo a prueba por una falla ocasione un accidente lamentable a los peatones que se desplazan en sus alrededores, donde encontramos un colegio, un Banco, una panadería, es decir, una zona comercial con alta densidad poblacional, a lo que le podemos agregar el riesgo de una explosión por el manejo irresponsable de combustibles.
El taller al aire libre no paga los impuestos que si pagan los vecinos a su alrededor, no contribuye con el mejoramiento del lugar, y adicional ocasiona daños en las fachadas de los vecinos, con sospechas de daños estructurales, cuando se escuchan esos fuertes golpes de labores quizás de latonería y pintura, o el desarme con el uso de máquinas especiales.
Las labores que se realizan al aire libre en dicho terreno, son propias de un grupo de personas que necesitan cumplir con sus funciones biológicas, por lo tanto generan una serie de desechos que se van acumulando y sumando a los desechos de trabajo, estos desechos luego son “lavados” por la lluvia ocasionando su filtración a las redes de aguas de drenaje, que son distintas a las redes de aguas servidas o aguas negras, por lo tanto su acción contaminante es sumamente preocupante, porque actualmente se realizan labores de recuperación del Rio Guaire con la implantación de plantas de tratamiento, más la adopción de una red de aguas negras paralela, lográndose así un mejor control de las aguas de drenaje y negras, pero situaciones como las presentes en este terreno, hacen que dichas labores sean poco eficientes.
Luego de las acciones realizadas por el taller mecánico viene otra de mercado de víveres, un mercado que realiza su labor medio día una vez a la semana, los jueves, este mercado hace sus ventas sobre una superficie altamente contaminada, con olores de mezclas entre sustancias toxicas provenientes de vehículos, desechos biológicos y basura de todo tipo, para luego finalizada su jornada, también generar nuevos desechos que se suman a los ya presentes.
Se agradece la labor de los trabajadores del mercado, que al terminar su jornada, proceden a una limpieza, pero la superficie sobre la que intentan limpiar es porosa y contiene todo tipo de contaminantes, así que la limpieza es únicamente decorativa, cuando se van, al día siguiente los olores emitidos por los desechos de las carnes, el pescado, pollo y demás víveres comercializados son propios de una condición de descomposición o putrefacción.
Otro mercado pero de menor magnitud se ubica los días sábados medio día, pero los víveres que comercializan no generan un gran grado de descomposición, al menos no se nota con facilidad.
Luego sumado a esto vienen los otros usuarios en su mayoría nocturnos, indigentes, delincuentes, personas de graves condiciones de vida que proceden a usar el terreno para diferentes labores, unos para procesar los desechos acumulados, rompen los metales, separan los diferentes materiales para luego comercializarlos, mientras realizan sus necesidades biológicas, otros proceden a consumir distintos tipos de sustancias sicotrópicas, otros delincuentes realizan labores de vandalismo, como la quema de cables para la extracción del cobre o el aluminio, sin imaginarse el grado de toxicidad propio de esos gases emitidos a la atmosfera y a sus propios pulmones.
Sumado a esto los fines de semana se están comenzando a reunir grupos de personas a consumir b

Todos estos elementos mencionados en los párrafos anteriores se han ido acumulando con el paso del tiempo, ninguna autoridad ha tomado acción para la recuperación de dicho terreno, un terreno de ubicación privilegiada, entre las avenidas Panteón y Altamira, generando una esquina rodeada de un Banco, una panadería, casas, un colegio, edificios, estacionamiento, etc., con una densidad poblacional en crecimiento constante, con un volumen de peatones que hacen vida diaria en sus alrededores, y lo más preocupante, nuestros niños y adolescentes del Colegio Santa Teresa pasan diariamente y son testigos de esa eterna inmundicia, es increíble como los padres y representante no han levantado su voz de alarma ante el riesgo significativo de dicho lugar, de dicha concentración de contaminantes, mediocridad, apatía y mal ejemplo.
El mal ejemplo es porque dicho terreno concentra todo lo que el buen ciudadano no debe hacer, es el extremo del abandono, cuando su real propietario, quien podría rescatar ese horrible lugar, no es atendido por las autoridades competentes, cuando los vecinos de la zona, la junta parroquial, las juntas comunales, etc., no hacen nada por evitar tal grado de mal ejemplo de la sociedad y la calidad de vida.
Es hora ya de comenzar a sonar las campanas, cada persona que de una u otra manera puede contribuir a que su calidad de vida y la de sus vecinos mejore, pues tendrá que poner de su parte, no hay que permitir que la anarquía tome el poder, ni que la apatía y la corrupción de los funcionarios públicos deje una evidencia tan aberrante de su negligente gestión.
Si eres vecino de San Bernardino, y quieres una parroquia mejor, debes comenzar a luchar, antes de luchar por un país, debes luchar por tu lugar de vida, tu lugar de trabajo, para que una vez logradas todas esas metas, poder levantar tus brazos a favor de toda una nación.
