En los cincuenta el Potomac fue el lugar preferido por todos los petroleros de las
transnacionales que aprovechaban la cercanía de la sede de la Shell en la misma avenida Vollmer. En estos años su dueño fue crítico con la dictadura de Pérez Jiménez por lo que tuvo que salir del país, dejando el hotel bajo la administración de Albino Leal. En la democracia estuvo de nuevo en manos de Atencio Bozo hasta que fue vendido en los setenta. He escuchado de una activa vida nocturna durante los sesenta, pero lo que nunca se olvida fue el secuestro del futbolista Alfredo Di Stefano (Real Madrid) a las puertas de su habitación en el Potomac, acción que fue llevada a cabo por un grupo de guerrilleros de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional el 24 de agosto de 1963, con la intención de lograr que lucha fuera conocida internacionalmente. Al poco tiempo la guerrilla puso una bomba en su terreza sin generar heridos. Se cuenta, también, que en el mismo vivió Gabriel García Márquez; y fue allí donde escribió "Cuando era feliz e indocumentado".

La historia del Potomac en los setenta es contada por Omar Lares, aunque lamentablemente no tiene los años exactos de los hechos:
Siendo un niño de 10 años, Franco Luciano acompañaba a su papá a ver la lucha libre por televisión, en el Bar "Pacífico", entonces el más famoso de San Bernardino. "Papá, algún día será nuestro", le dijo el travieso chiquillo a su progenitor, lo cual no dejó de causarle risa a éste. Franco se refería al Hotel "Potomac". ¿Les hago el cuento corto? Ya siendo un próspero empresario, con un establo de 20 caballos en La Rinconada, Franco Luciano compró el "Potomac", por 13 millones de bolívares. El gobierno de Carlos Andrés Pérez intentó adquirirlo, pero se requería entonces la aprobación del Congreso, cosa que no ocurre ahora porque todo lo decide únicamente el huésped de Miraflores, no contando el criterio de la Asamblea. El Congreso le dio largas al asunto, y, al enterarse de ello, una señora se le presentó a Franco Luciano con una oferta. Bobby Pocaterra, titular de Hacienda, se quedó con la carta de intención en las manos. "Lo siento, Bobby, pero yo no he visto a Linda", díjole amigablemente al Ministro. Bobby actuó correctamente, devolviéndole la opción de compra al propietario. Trece años después de adquirirlo, Franco Luciano vendió el Hotel "Potomac" por 360 millones de bolívares a La Electricidad de Caracas. La oferta del gobierno de CAP era de 180 millones, pero Franco Luciano no aguantó aduciendo "No he visto a Linda, Bobby".
Al final, sólo puedo decir conocí los últimos años del hotel, por allá a a principios de los noventa, cuando era un edificio abandonado que se iba dereriorando rápidamente. Algunas personas, en especial periodistas, pidieron que se declarara Patromonio urbano pero pasó el tiempo y pude ver como lo fueron derribando de arriba abajo dejando un terreno vacio, que en los noventa fue ocupado por un "Wendys", y en los últimos años por un Excelsior Gama. Triste final para un edificio que formaba la identidad de San Bernardino.
Referencias:
OMAR LARES. "Omar Lares" en El Universal (06 de abril de 2008).
Viejas Fotos Actuales. http://1viejasfotosactuales.multiply.com/journal/item/604
Imágenes: colección personal de Juan Mateu. 1° imagen: invitación a la inauguración, 2° y 3ª imagen: entrada el día del secuestro de Di Stefano, son de VFA, 4° imagen: el Potomac en sus mejores momentos: década de los cincuenta.